martes, 15 de septiembre de 2015

Mini-crítica del corto "Ángeles caídos": La huella de Eisenstein

Cualquier chaval con cierto interés por el mundo del cine puede hoy elegir entre miles de títulos, pero cuando Roman Polanski estudiaba cine, el acceso a este medio, que, recordémoslo, tenía como soporte el caro celuloide, era un bien más que escaso, sobre todo en Europa del Este, donde la falta de dinero se unía a la censura de todo o de gran parte de lo que venía del Oeste. En cualquier caso, los alumnos de la escuela de cine de Lodz (Polonia), donde Polanski estudió, eran sin duda unos privilegiados que tenían acceso a mucho cine que el común de los mortales no podían ver, sin llegar, repitámoslo, a una millonésima parte de lo que hoy se puede alcanzar. Sea como fuere, viendo el estupendo corto Gdy spadaja anioly (Ángeles caídos, 1959), uno se da cuenta de que, aparte de influencias de su primera época que Polanski admite en sus memorias, como Buñuel o Hitchcock, en esta película se muestra la influencia de otro de los grandes del cine: Sergei Einsestein, y en concreto de su Iván el terrible, en el que a lentas secuencias en blanco y negro sucede un montaje vivo en color. Lo mismo ocurre en esta película, con la particularidad de que el director polaco hace lo contrario de lo que se suele hacer: pone los recuerdos de la anciana cuidadora de urinarios en color, haciéndolos más vivos que la propia realidad, al contrario que, por ejemplo, en El mago de Oz.

La actriz Barbara Lass, primera esposa de Polanski

Por otro lado, la película conmueve por una idea sencilla reforzada con la mencionada puesta en escena: la vida de cualquier persona, incluso la de una apacible y aparentemente anodina anciana, ha tenido momentos de una gran pasión, felicidad, tristeza… Esta anciana, interpretada por momentos por una vieja actriz y en otros por el propio Polanski (desconocemos si la actriz falleció o no estaba disponible en esos días de rodaje), se nos presenta, además de como la encarnación de una Polonia constantemente invadida y en guerra, como una virgen a la que se anuncia un ángel o, en una interpretación más cotidiana, como una persona cualquiera de dura vida que es redimida al final de sus días. Si se trata de un mensaje religioso, tal vez sería el único de este descreído director, que en su día fue el cineasta transgresor, “cool” y postmoderno por excelencia.

Jesús de la Vega

No hay comentarios:

Publicar un comentario