miércoles, 29 de noviembre de 2017

"Pat Garrett and Billy the Kid": Llamando a las puertas del cielo

Sam Peckinpah lleva al cine en 1973, una vez más y no será la última, la historia de Billy el niño (Kris Kristofferson), famoso forajido a su pesar y de Pat Garrett (James Coburn). En ella cuenta los últimos años del vaquero con bastante rigor histórico.


Habría sido una adaptación más de la historia de Billy el niño sin la magnífica banda sonora compuesta por Bob Dylan, cuya canción knockin´on the heaven door trascendió de las pantallas de cine siendo versionada por bandas tan famosas como Gun and Roses, Bon Jovi, U2 y varios solistas. A cambio de esta soberbia banda sonora Peckinpah tuvo que darle, a su pesar, un papel a Dylan. Dylan estaba interesado en comenzar una carrera cinematográfica, que afortunadamente no inició, volvió a aparecer como Billy Parker en corazones de fuego que pasó sin pena ni gloria. Otas canciones como Peco´s blues o Billy the Kid Theme, completan una banda sonora que hubiera merecido más premios que las simples nominaciones a los premios Bafta y Grammy del año 1974. Y además hay que añadir a esta versión el sello personal de Peckinpah y de sus westerns crepusculares, una vez más la amistad, la misoginia, prostitución temas recurrentes del director junto con el triunfo de la ley y el orden, hacen que esta adaptación sea diferente al resto, a pesar de que la película no funcionó bien en taquilla. La actuación de Jason Coburn eclipsa totalmente a un Kris Kristofferson poco maduro y cuya carrera cinematográfica brilló bastante menos que su éxito como cantante de folk. Esta versión cuenta además con una cuidada ambientación y vestuario.

María José Rojo

"Pat Garrett and Billy the Kid": La balada del perdedor

La primera vez que vi esta fábula de perdedores, era todavía un adolescente, no sabía mucho de cine y, por supuesto, no fui capaz de descubrir al propio Sam Peckinpah en la pantalla, interpretando a un pequeño papel (hace nada menos que de enterrador). Sí sabía un poco quién era y qué representaba Bob Dylan, pero ahora me doy más cuenta de por qué Peckinpah lo eligió, sin ser actor, para un papel de bastante peso, el de Alias, el mercuriano correveidile que hace de puente entre los hombres de Pat Garrett (James Coburn) y los de Billy "The Kid" Bonney (Kris Kristoferson). Además, Bob Dylan representa un importante doble papel en la película, pues además de actuar, la banda sonora compuesta e interpretada por él permea toda la cinta (leo después de escribir esta crítica que Peckinpah no sabía quién era Dylan cuando lo contrató para esta película, cosa que no sé si creerme y que, en todo caso, no impugna lo dicho)


Puede que no sea mi favorita pero es sin duda la película más personal de Peckinpah y en la que más de sí mismo pone. Esto se ve sobre todo en la moraleja de la película. Si en otras del mismo cineasta el antihéroe era una persona que se había alejado de la ley y solo en el último momento y gracias a la amistad se redimía, en esta el protagonista nunca está del lado de la ley, el que lo hace es Garrett, que se pone al servicio de los grandes terratenientes neomexicanos, de los intereses comerciales, no de los del pueblo (esto lo refuerza el cineastra cuando nos muestra lo que los ricos hacen a Paco, el amigo mexicano de Bonney interpretado por el habitual colaborador de Peckinpah "Indio" Fernández).

Garrett se siente en todo momento un traidor y es por eso por lo que tras matar a su amigo, dispara a su propio reflejo en el espejo. Como decía al inicio de la crítica, se trata de una fábula de perdedores de una gran tristeza y lirismo, pero ¿quién es más perdedor de los dos?

Jesús de la Vega

martes, 21 de noviembre de 2017

"The Ballad of Cable Hogue": La suerte está echada

En este western dirigido por Sam Peckinpah el director introduce temas que no había tratado en otras películas, La supervivencia y cómo influye la suerte en la vida de las personas. Cable Hogue (Jason Robards) es abandonado a su suerte sin agua en el desierto por sus amigos, la casualidad, el azar o la buena suerte hace que el vaquero sobreviva al encontrar un manantial de agua, tan valiosa en el desierto como el oro.


Otros temas interesantes que toca son los avances tecnológicos y el final de una era con la aparición del automóvil, invento que acaba incluso con la vida de Hogue; Hogue representa lo arcaico y desaparece con los nuevos tiempos; y la venganza, a pesar de haber sobrevivido Hogue no perdona a Taggart (L.Q. Jones) y Brown (Strother Martin).

En este western Peckinpah si da un papel relevante a una mujer: Hildy, compañera de Hogue muy bien interpretado por Stella Stevens, pero al final la prostituta trae la desgracia a Hogue.

La fotografía de este filme es bastante descriptiva y minuciosa, pone el foco en la dureza del desierto y en los animales y plantas que lo habitan. A pesar de no ser de los mejores westerns de Peckinpah la novedad de introducir temas que no había tocado antes lo hacen bastante interesante.

María José Rojo

viernes, 10 de noviembre de 2017

"The Getaway": Con una pequeña ayuda de mi pareja

Sam Peckinpah nos sumerge en una historia sobre La Huida de una pareja a través de la basura que los intenta engullir.

En este caso, Peckinpah parte de una novela policíaca, la homónima La huida de 1958 de Jim Thomson, retorcido e interesante escritor de novela negra que años después trabajaría como guionista para Kubrick en Atraco perfecto y Senderos de gloria. Su obra está llena de perdedores, aprovechados y psicópatas, un universo del que podemos disfrutar en esta película.

Peckinpah, en plena efervescencia de su carrera, aprovecha el material para hacer una película de persecución, una road movie llena de personajes cargados de mala idea que hacen la vida imposible a una pareja que se ve obligada a cometer un atraco para que nuestro protagonista Doc Mcoy (Steve MacQueen) pueda salir de la cárcel… Ya desde las primeras imágenes y gracias al sonido chirriante de los telares del presidio nos metemos en el agujero en el que McCoy se hunde. Telares, ruido y una minúscula celda que hace que el protagonista pida ayuda a su mujer Carol (Ali MacGraw). El director nos muestra como la excelente Ali ni corta ni perezosa hablá con lo que parece un poderoso tejano para ayudar su marido. ¿Qué quiere decir Doc con “Haré lo que quiera”? ¿Incluye eso que su mujer se acueste con el tejano? Eso da a entender Peckinpah con una música romántica rallando en el horterismo pero que nos deja claro que ha habido tema. Llama la atención de esa escena lo dispuesta que está Carol, a la que no se le ve duda alguna.

Doc sale de la cárcel y la mujer le hace esperar un buen rato, quizás para que nos preguntemos si ha habido traición además de sexo? El encuentro con su mujer es un momento bastante delicado (sexo no, violencia sí) hecho con un plano fijo de espaldas de la pareja, después de un curioso flash forward, en el que el futuro parece un pasado feliz.


Pero la pareja no solo tiene que pagar con el cuerpo de la mujer sino que además tienen la misión de atracar un banco, cosa de la que Doc parece ser un especialista. Las cosas salen mal, evidentemente, y la culpa, como no, es de los socios que les asignan a la pareja , unos tipos realmente desagradables.

Un estupendo Al Letieri (el Sollozzo de El Padrino), Rudy Butler en la película, es el encargado de perseguir a Doc y a su mujer por todo el país; el móvil no está claro, pero da la oportunidad a Sam de mostrarnos la maldad del hombre en forma de deslealtad y traición, encarnada en la mujer del veterinario Fran (Sally Struthers) que nuestro amigo Rudy secuestra junto a su marido y que cambia encantada de pareja dedicándose en cuanto tiene oportunidad a humillar a su marido, hasta que este se suicida. Parece sacado de un cuento de Bukowski.

Los protagonistas huyen y en un momento dado deben esconderse en un cubo de basura que acaba en un camión que prácticamente los engulle. Cuando salen de la basura hay reproches de Doc que duda de la lealtad de su mujer y Carol le pregunta si hubiera hecho lo mismo por ella.

Finalmente la pareja logra huir a México, no sin antes fulminar a los malos con los correspondientes slow motions propios del Peckinpah de la época.

Manuel Leonard

martes, 7 de noviembre de 2017

"The Getaway": El amor lo puede todo

Esta película de Peckinpah, dirigida en 1972, es una interesante crítica al sistema penitenciario del estado de Texas, uno de los pocos que sigue manteniendo la pena de muerte y los trabajos forzados de los penados para redimir sus condenas. Nos muestra la inutilidad de un sistema corrupto que pone en la calle a delincuentes condenados a volver, como el protagonista McCloy, que está impecablemente interpretado por Steve McQueen, que salva un guion de los más flojos de Peckinpah. Sin embargo, Peckinpah sabe explotar la faceta de Steve McQueen de excelente conductor en huidas imposibles, tanto en ciudad como en campo abierto. McCloy sale de prisión por mediación de su mujer Carol (Ali McGraw), condenado a realizar un atraco a un banco por encargo. Este atraco es el inicio de la acción de un thriller que no aburre al espectador a pasar de la azucarada historia de amor que introduce el guion; los toques de misoginia y de violencia, constantes en las películas de Peckinpah, rebajan la pastelosa historia. La película cuenta con una secundaria de lujo, Sally Struthers, la mujer del veterinario, que, a pesar de una corta carrera cinematográfica, eclipsa a una Ali McGraw tan inexpresiva como en las pocas películas que ha hecho, incluida Love Story, donde su papel de Julieta moderna le valió una inmerecida nominación al óscar que no ganó. Afortunadamente, abandonó pronto su carrera cinematográfica.


El inesperado giro final salva a McCloy de volver a un sistema penitenciario inútil y le da una segunda oportunidad de rehacer su vida ayudado por un buen samaritano harto también del sistema.

María José Rojo

lunes, 6 de noviembre de 2017

"The Ballad of Cable Hogue": El dominio del estilo de Peckinpah

Al ver The Ballad of Cable Hogue (La balada de Cable Hogue, 1970) tras hacer lo propio otras de las películas firmadas por Sam Peckinpah, uno se da cuenta del gran dominio del estilo y la capacidad de captar el tono de una historia que tenía este cineasta. El criticado como “Bloody Sam” (Sam el sangriento) por sus escenas de violencia, lo es tan solo en algunas de sus películas, quizás las que han pasado a la posterioridad, de acuerdo, pero no se puede juzgar toda una carrera por un par de títulos. Todo lo contrario es Cable Hogue, una película agridulce y nada desdeñable con toques de humor, momentos dramáticos y de acción. Entre los momentos de humor cabe destacar todas aquellas en las que aparece el pastor pervertido y las escenas en las que la acción se muestra a cámara rápida, usando un recurso nada esperado en un cineasta que precisamente ha pasado a la historia por sus escenas de violencia a cámara lenta.


La balada quizá sea la película más redonda de Peckinpah. Claro que la anterior afirmación es discutible, pero sin duda, la cinta trata varios de los temas que tanto interesan al cineasta. Uno de ellos es el de la amistad, en este caso traicionada. Otro, el del cambio que sufrió Estados Unidos, y todo el mundo con la llegada del automóvil, que mata a Cable Hogue por duplicado: primero, cuando descubre que los nuevos carros no necesitan agua; el agua, ese bien tan preciado en el desierto y que constituye la única fortuna de Cable, y en segundo lugar, literalmente, cuando fallece atropellado por un carro sin caballos, en concreto el de su amada. Todo un final, el de un personaje y el de toda una era, la de los aventureros.

Jesús de la Vega