Esta
película de Peckinpah, dirigida en 1972, es una interesante crítica al
sistema penitenciario del estado de Texas, uno de los pocos que sigue
manteniendo la pena de muerte y los trabajos forzados de los penados
para redimir sus condenas. Nos muestra la inutilidad
de un sistema corrupto que pone en la calle a delincuentes condenados
a volver, como el protagonista McCloy, que está impecablemente
interpretado por Steve McQueen, que salva un guion de los más flojos
de Peckinpah. Sin embargo, Peckinpah sabe explotar la faceta de Steve
McQueen de excelente conductor en huidas imposibles, tanto en ciudad
como en campo abierto. McCloy sale de prisión por mediación de su
mujer Carol (Ali McGraw), condenado a realizar un atraco a un banco
por encargo. Este atraco es el inicio de la acción de un
thriller
que no aburre al espectador a pasar de la azucarada historia de amor
que introduce el guion; los toques de misoginia y de violencia,
constantes en las películas de Peckinpah, rebajan la pastelosa
historia. La película cuenta con una secundaria de lujo, Sally
Struthers, la mujer del veterinario, que, a pesar de una corta carrera
cinematográfica, eclipsa a una Ali McGraw tan inexpresiva como en las
pocas películas que ha hecho, incluida
Love Story, donde su papel de
Julieta moderna le valió una inmerecida nominación al óscar que no
ganó. Afortunadamente, abandonó pronto su carrera cinematográfica.
El
inesperado giro final salva a McCloy de volver a un sistema
penitenciario inútil y le da una segunda oportunidad de rehacer su
vida ayudado por un buen samaritano harto también del sistema.
María José Rojo
No hay comentarios:
Publicar un comentario