Hitler paseando por las
calles de Varsovia antes de su invasión, una voz en off que nos retransmite con
pasión este hecho ¿Qué está pasando? ¿Cómo puede estar sucediendo? Éste es el
principio de una de las mejores películas de Lubitsch y de la historia del
cine. La respuesta es que una compañía de teatro polaco está representando una obra
sobre el régimen nazi en la ciudad, y el actor que interpreta a Hitler ha
salido a la calle como un desafío.
Ésta es una de las
principales líneas de la película. Un grupo de actores que se ven obligados a sacar el teatro a la
calle, a la vida real en la que será la más arriesgada de sus representaciones.
Qué diferencia el
escenario de la vida misma, si todos estamos representando un papel. El actor presuntuoso,
la diva eclipsada por su marido, el héroe de guerra… pero detrás de cada papel acabas queriendo a
unos tiernos personajes interpretados magistralmente. Y entre todos ellos,
destaca el actor secundario que por fin puede recitar su texto preferido: “Si
nos pinchan, ¿acaso no sangramos?” declama en su mejor actuación delante del
ejército de las SS.
El juego que dan estos
cómicos con sus uniformes nazis en una trama de espías no es desperdiciado en
absoluto por el director, que a cada momento nos sorprende con sus giros de
guión. Éste (el guión) parece una maraña de lana que, sin
embargo, al tirar sale limpiamente esquivando todos los enredos. Enredos
que hacen disfrutar al espectador con un fino humor y que se mezclan con otras
dosis de cine de de espías y aventuras. En esta mezcla de géneros es donde un gran director
triunfa, especialmente por el tono de comedia que consigue que todos los dramas
finalicen con una sonrisa.
¿Realidad o ficción? ¿No
parece la II Guerra Mundial una gran y espantosa representación de lo peor del género
humano? ¿No es la comedia la mejor manera de hacer una crítica feroz contra lo
que supuso el nazismo? El teatro (y el cine) son una manera de conectarnos
con lo que hay detrás de las máscaras. Son una potente herramienta para denunciar lo que fuera de las tablas y sin disfraz no siempre es posible. Cine y teatro
de la mano en una película que te hace emocionarte, reírte y mantenerte en
vilo, para acabar dándole vueltas a los diferentes mensajes que transmite esta gran obra maestra del cine.
M.C.R.
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