martes, 8 de marzo de 2016

Crónica del desencanto: crítica a seis manos de "Memorias del subdesarrollo"

“Qué piernas más bonitas”, dice Sergio cuando encuentra a Elena. La sigue, se miran la invita a comer, que le sienta mal comer solo, ella le dice tres veces: “Estás loco”, “¿Estás loco?”, “¡Estás loco!”. Cada vez distinta, cada vez ocupando otros niveles de significado.


Eso es lo que sucede con el sonido, hay dialogo, voz en off, noticieros, sonido directo y doblaje, diferentes recursos.

Una conversación de cama que se torna en persecución política. El deseo de la esposa de Sergio es salir de Cuba. Sergio, en cambio, se queda y cuando la recuerda escuchando cintas magnéticas, una conversación que se desarrolla fuera de campo para el espectador; logramos imaginar (incluso ver) una escena más tarde en el filme, se representará con imágenes en movimiento.

La repetición de la escena, donde podemos ver y escuchar a la mujer por primera vez, nos da clave del filme. La primera vez: Sergio reaccionando a sus recuerdos, grabados en un magnetofóno. La segunda vez, la representación realista se convierte en subjetiva a través del cambio de perspectiva de la cámara.

Esta película realizada en 1968 por Tomás Gutierrez Alea, alias Titón, transcurre en la Cuba de 1960, en La Habana. Una ciudad y una realidad que Sergio, un intelectual burgués y desencantado pone palabras. Traduce el subdesarrollo y nos permite (o trata), entenderlo. Es una mirada pocas veces vista de Cuba, nada idealizada y carente de todo exotismo, un existencialismo tropical por excelencia.

Lluna Issa Casterà, Juancho Cuéllar y Jesús de la Vega

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