viernes, 14 de julio de 2017

"Sunset Boulevard": Anatomía del fracaso

Hace mas o menos tres años acudí a recoger a una amiga que salía del frenopático, tras su enésimo intento de suicidio, y nada más verme, sin apenas saludar, dijo "vamos a casa a ver Sunset Boulevard". Cuando le pregunté por qué, respondió que era la única película en la que todos sus personajes realizan un viaje que lleva de la degradación al abismo más negro, y lo hacen de forma consciente. "Como yo", añadió. La miré y asentí.

Y recordé Sunset Boulevard y a mi retina llegó la voz de un muerto en una piscina reviviendo su descenso a los infiernos y las singulares circunstancias que provocaron su degradación y las poderosas luces y sombras de una triste y ajustada fotografía en blanco y negro, los expresivos y dolorosos ojos y manos de una vieja y demolida estrella del cine mudo, la lealtad infinita y humillada de un primer amor que no muere, el solemne entierro del cine mudo, la crueldad de Hollywood.

Y sin saber la causa me vino a la memoria Neil Young diciendo: la otra cosa que tenéis que realmente hacer es acoger en vuestras vidas con los brazos muy abiertos y una visión muy amplia es el fracaso. Aseguraos de darle siempre la bienvenida al fracaso. Decid siempre: fracaso, encantado de tenerte, ven.


Porque la obra maestra, una más (nadie ha sido tan sublime tantas veces: El apartamento, Días sin huella, Perdición, El gran carnaval, Irma la dulce...) parida por este poeta del claroscuro, nos habladel fracas y las muchas y deslumbrantes neuronas de WB lo diseccionan parte por parte, con la frialdad de un forense social, desde la caída del Hollywood de la edad de oro a una prensa carroñera, tanto en la realidad como en la ficción, dimensiones ambas que entran y salen del filme con la misma facilidad con la que el cuchillo corta la mantequilla.

Sarcasmo, gracia y lucidez parten de la afilada boca de Wilder. También muestra comedia y drama. Enseña con mordacidad las miseriashumanas, pero comprendiendo sus razones para sercomo son y actuar como actúan. Encadena planos con ferocidad descriptiva, mezclando a partes iguales, como el más consumado barman, inteligencia y complejidad, ritmo y atmósfera.

Nada es previsible, los secundarios alcanzan vida propia, y ahí están las figuras de cera, ¡un brindis por ellos!, el fiel Von Stroheim o el resto de figurantes, todos perdidos en los días sin huella. En muchas secuencias, Billy Wilder me provoca un nudo en la garganta y un escalofrío, y en todas un sigiloso déjà vu de tristeza.

Larga vida a la obra de este cerebro poderoso y original que escapó a la barbarie nazi viajando a Estados Unidos. Una vez allí se enteró de que su madre y buena parte de su familia habíansido gaseados por los de raza aria. Por eso, recordad, fracaso, encantado de tenerte, ven.

D.S.

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