viernes, 20 de enero de 2017

"Secret Agent": ¿Matar o no matar?

Secret Agent (El agente secreto, 1936), ya solo por el título nos puede sonar a varias cosas pero, en este caso, nos tendría que sonar a varios elementos que maneja Alfred Hitchcock con maestría, los cuales son: el misterio, la confusión, el asesinato, y el cambio de identidades, puesto que esta película es el inicio de otras en las que manejará con mayor soltura y de forma recurrente dichos elementos.

La película nos narra la historia del agente Brodie, quien trabaja de encubierto para el servicio de inteligencia británico, y a quien se le asigna una nueva identidad para identificar y matar a un espía alemán. 

Para lograr su cometido, contará con la ayuda de un mexicano que se hace llamar "El General", y se hará pasar por el marido de la bella e inteligente Elsa Carrington.

Sin saberlo, Brodie (quien luego se hace llamar Ashenden) terminará por adentrarse en lo que podría llamarse "el lado oscuro del espionaje", y lo cual le hará reconsiderar y cuestionar su propia moral. 

Inglaterra...Agente secreto...A más de uno se le habrá cruzado por la mente pensar en James Bond, y tanto de forma afortunada o desafortunada para otros, el actor John Gielgud; quien nos complace con una excelente actuación, interpreta a un espía más complejo e íntegro que el favorito de muchos. Esta película no cuenta con los efectos especiales o grandes escenas de acción que uno creería que requiere el género. Nos encontramos ante un drama situado en plena Inglaterra sufriendo la Primera Guerra Mundial.

Tomando en cuenta que el guión está escrito por Charles Bennett, y basado en dos cuentos de W. Somerset Maugham, el agente Ashenden no es un espía estereotipado sino que cuenta con una clara moral y un corazón que se deja ver conforme avanza la película. 

Es una historia creativa que acompaña la intriga, la emoción, y el suspense, en conjunto con momentos de ironía, toques de humor, y varios twists. Se trata de un guión más complejo y enriquecedor que películas anteriores de Hitchcock, aunque también difícil de comparar. 
Parte del carisma que tiene el film se debe a las buenas interpretaciones del reparto de actores que dan vida a los personajes y la química que hay entre ellos.

En cuanto a la dirección, Hitchcock se vale de encuadres dinámicos y buenas coreografías, así como  de un buen uso de travellings y planos sostenidos que nos adentran en la historia uniendo lo que es la belleza de la imagen en armonía con el sonido y la música. 

Estamos ante una película que juega con las cosas aparentes: lo que es, y lo que no es, así como con engaños y errores cometidos. Una película que nos quiere mostrar la integridad del ser humano y el sentido del compañerismo. 


Anteriormente destaqué a John Gielgud en el papel de Ashenden, pero también quiero hacer una mención especial a Peter Lorre en el papel de "El General", y quien ya era conocido por haber actuado en M, el vampiro de Dusseldorf (1931) y El hombre que sabía demasiado (1934). En esta ocasión, hace un papel divertido e inteligente alejado de sus anteriores. Pero lo más importante es que estamos ante la presencia de dos recursos de guión que serían muy utilizados para los actores secundarios. Con esto me refiero a lo que implica ser el comic relief o el side kick.

Volviendo al personaje de Ashenden, éste suponía tener una similitud con Hamlet, o al menos, así fue
como Hitchcock lo tenía en mente. Un especie de "Hamlet moderno", solo que para el, su dilema sería ¿Matar o no matar?.  O en palabras más conocidas: ¿Ser o no ser?. O sea, ser el espía que debo ser y cumplir con mi deber, o ser fiel a mi mismo y desistir de cometer el asesinato que me han encargado.

En conjunto, es notable comenzar a sentir aquellos rastros cinematográficos que poco a poco conducen a nuestro director a Estados Unidos.

Si la película pudiese tener algún fallo, o algo que no guste demasiado, en mi opinión, serían algunas escenas un tanto absurdas en las que hay muertes aleatorias y un modelo de tren que estalla. 

Dejándolo en claro, Secret Agent es una película bien escrita, bien pensada, bien actuada, y bien dirigida. Un estilo puramente Hitchcockiano.  Y aunque no me dejó con la boca abierta ni con una sensación de suspense puramente hablando, es un film esencial debido a todos los puntos mencionados anteriormente, y más el hecho de que estamos hablando de uno de los primeros agentes secretos de la historia del cine.

Fernanda Álvarez

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