Blackmail o La muchacha de
Londres en principio fue rodada como cine mudo, aunque, como ya se sabía que
el cine sonoro estaba a la vuelta de la esquina, se utilizaron algunos recursos
que permitieron incluirla sonido posteriormente y poder comercializarla de
ambas formas. Actualmente se suele ver como cine sonoro.
Esta características hace que en
al comienzo se haga extraña su visualización, durante las primeras escenas donde
se nos muestra el trabajo policial, o quizá es que no estaban preparadas para
el cine sonoro y las adaptaron como pudieron. Pero se soluciona a los diez
minutos de la película, donde comienza la historia de una joven que decide
librarse de su novio formal por una noche y probar otra compañía. En el
apartamento de su nuevo acompañante, es atacada por éste y, en el forcejeo, le
asesina. Un extraño que la vio subir al piso tratará de chantajear a la joven y
a su novio que, casualmente, es el policía que lleva el caso del asesinato.
La película tiene momentos
inquietantes, como el simbolismo del cuadro de un bufón, que parece reírse de
la protagonista. Y otros momentos en los que el director trató de crear esa
tensión y no lo consiguió con tanto éxito, como la parte donde el chantaje
empieza a cobrar forma. Hay demasiadas escenas que no guardan relación con la
trama, por ejemplo la misma escena donde Hitchcock hace el cameo, que parece
más propia de un sketch de cine mudo.
Pero al mismo tiempo nos permite
disfrutar de algunos buenos planos, en los que destaca la habilidad para situar
la cámara del director inglés. Vemos a los personajes subir las escaleras desde
un punto que simula que no hay pared, es decir, aparece la escalera cortada
transversalmente. Juega con un biombo de la misma manera, situando la cámara en
el punto en el que podemos ver lo que ocurre a ambos lados.
El desenlace pasa por una
maravillosa persecución por el Museo Británico de Londres. Hitchcock declararía más tarde,
y demostraría en cada película, que es importante utilizar los recursos que el
propio entorno te ofrece, y la verdad es que estos escenarios dejan escenas
inolvidables.
En definitiva, la película es
una curiosidad, por encontrarse en el momento en el que el cine se convirtió en
sonoro y, aunque no está muy conseguida en muchos momentos de la trama, tiene
algunos logros que anticipan lo que será el futuro cine de Alfred Hitchcock.
María