Repulsión
(Polanski; 1965) es un clásico dentro de la filmografía de un
director –difícil como versátil-, pero al fin de cuentas, un
clásico en sí mismo.
Repulsión es una apuesta por el género de terror, aunque solo a nivel de
superficie. La superficie de manera literal: en Repulsión,
en la casa de Carol y su hermana, las paredes tienen una cualidad
dérmica, carnal, lodosas, como la arcilla. Repulsión
es así mismo una película maleable al gusto del director y los
espectadores. Carol, es una muchacha hermosa que no desea nada de lo
que el mundo le brinda. No sabemos bien por qué, es algo que viene
desarrollándose previamente. Pero asistimos, como es de esperarse en
una película, a la catarsis de esta mujer.
Repulsión
va sobre la violencia, sobre la mirada, pero sobre todo el cuerpo. El
blanco y negro para coherente principalmente con la época, pero
gracias a esta característica formal logra inmiscuirnos en el terror
psicológico, convirtiéndose en una película de suspenso y crimen,
no dejaremos de preguntarnos qué va a pasar cuándo, pero es claro
que algo tiene que pasar. La contención de la actriz es la
contención también lograda del ritmo del filme. Es una trama que se
desenvuelve más que desarrollarse. Lo que se pudre, lo que esta
muerto, lo viejo, lo inútil, lo guardado en un oscuro sótano. Lo
retorcido de la psicología y los traumas, una aberración
psicoanalítica.
La
negación de la juventud de la ciudad y el tiempo donde se
desarrolla: Londres en el cenit de los años 60. Sin embargo lo que
nos llega de Londres apenas si son segundos cuadros desenfocados de
la ciudad, algún pobre resquicio de moda en el lugar de trabajo de
nuestra protagonista -un salón de belleza-, unos músicos que
parecen pertenecer al Londres de Dickens más que al Londres pop del
Swinging London.
Repulsión, puedes ser leída como el retrato intimo de una ciudad cosmopolita: La constante vista limitada de un pedazo del jardín del convento ante la casa de Carol y su hermana. Es una película que trabaja rompiendo esquemas. El más importante, la infelicidad de Carol, ¿por qué, no deja de asaltarnos esa pregunta, por qué sufre si un hombre la quiere y es joven y bella? Tiene todo para ser feliz y sin embargo no puede. En algún punto ya no podemos sentir simpatía hacia ella, y sabemos que no hay vuelta atrás, entonces ante este personaje que nos queda sino la Repulsión. Es una antiheroína, representa la muerte e incluso reencarna la maldad. La película funciona con letanía, como algo que se repite y que destiempla, que genera pulsiones.
Por
último, su otra referencia al presente es su relación de manera
implícita a nivel formal con el Free Cinema de los años 60. La
puesta en escena realista funciona curiosamente como un contrapunto
hacia el terror. Largos paseos por la calle con la cámara al hombro
siguiendo a la protagonista, una cámara que panea y busca, se acerca
se aleja, reencuadra y sobre todo una perspectiva que no nos deja
respirar. Las ópticas con las que se cuenta esta historia son
normales, nunca panorámicos. Repulsión
genera claustrofobia en media que se acerca dramáticamente hacia su
clímax.
Para
concluir, el uso expresivo del escenario ante la veracidad de la
mirada. Todo el deseo que se convierte en dolor, finalmente en
muerte. Una mujer que desea lo más perverso al mimo tiempo que lo
teme ¿Cuál es la naturaleza del deseo? ¿Deseamos lo que queremos o
lo que tememos?
Juancho Cuéllar
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