¿Qué es y cómo se expresa la mirada
documental en este filme? Este texto, que se propone discurrir principalmente
sobre el uso del sonido en Memorias del Subdesarrollo,
cree que Memorias es una suma de montaje que canaliza un humor, más que una
idea, un cierto sentir, un desencanto filosófico característico de todos los
artistas. Es una película hecha más que de capas de parches, que la van uniendo
y juntando en pos de una expresión muy particular: el humor de Gutiérrez Alea
puede ser comparado con el esperpéntico humor de un joven, y aún no
desencantado, Berlanga.
Música diégética, sonido ambiente pero no
hay sonido del diálogo, sino hasta después del prologo, podríamos decir cuando
Sergio conoce a Elena. Una voz-en-off que nos comienza a explicar las imágenes
que estamos viendo, la partida de una mujer
para hacer una nueva vida en Nueva York o en París “y no en esta isla
subdesarrollada”; hace lo que todas las voces en off hacen: organizar la
imagen, pero desde lo subjetivo.
Este es el inicio de la película, la
aventura de la soledad que va a emprender Sergio (interpretado por Sergio
Corrieri, actor fetiche de Titón). “Todo sigue igual”, sentencia Sergio en off,
en esta película la voz en off esta más cercana a un monólogo interior
literario que a una voz en off omnisciente, típica de la época en que está
película fue rodada (entiéndase, mitad del siglo XX).
En off, cuando Sergio mira la ciudad por
un telescopio, es Cuba, cuatro o tres años después de la Revolución. Sobre las “vistas”
de La Habana comunista, dónde a sido derribado el águila que se erguía frente
al malecón, “¿dónde está la paloma que iba a mandar Picasso desde Paris?”.
En escena: en una habitación, Sergio
revisa las prendas de ropa femenina guardadas en un mueble y juega con un
pintalabios; mientras tanto, en un reproductor de cintas magnetofónicas, suena una
conversación entre Sergio y una mujer. El monólogo interior de las primeras secuencias
se reemplaza por el diálogo fuera de campo. Esa mujer, que Sergio escucha en la
grabación, es su esposa. En el transcurso de la conversación que se reproduce, Sergio,
pasa de la ternura al cinismo. “Me gustan las bellezas naturales, como tú,
hechas por la buena ropa la buena comida, el maquillaje, los masajes” dice con
ironía. “¡Te vas a burlar de tu mamá!”, grita la mujer, “¡suéltame! ¡suéltame!
(llora) no soporto seguir viviendo aquí, ¡no soporto el calor, no soporto el
sudor!” Entonces, él confiesa “¿tú sabes que todo eso está grabado?” La
conversación, súbitamente, que se ha convertido en una pelea, pasa de lo
personal a lo social o institucional.
Además, encontramos en esta escena una
peculiaridad: la imagen que recibe el espectador es doble. Es cine puede hacer
algo que el ojo no logra por sí mismo, que es ver dos cosas al mismo tiempo,
puesto que cuando el espectador o la espectadora recibe la imagen de Sergio en
la habitación, también recibe la imagen de el diálogo que se desarrolla fuera de campo, pero tan presente en
toda la secuencia.
Sergio conoce a Elena. Un amor que no
tarda en aburrirle. Pero le permite pensar y decir. Sobre todo Sergio tendrá
que decir, su última arma, visto desde hoy en día, será la queja.
Que las mujeres, que el subdesarrollo,
que la gente. Es una persona que mira y no toca, que no es naa, ni gusano, ni revolucionario. Pero como todo existencialismo
no carece de egolatría, de amor al igual que Mersault, El Extranjero, de una
necesidad de vivir, amar y ser amado que lo fagocita todo. 50 años después de
su estreno ¿No es más revolucionario ser quien mira y quien piensa que aquel
que cree en la muchedumbre, que aquel que se ha dejado engañar?
La película está defectuosa (¿?), incluso
se traba, se repite, cambia el color del sonido, la textura, cambia el registro:
narrativo a veces, documental en otras. La película nos cuenta Cuba a pocos
años de la revolución con ojos y mirada escéptica.
Llama la atención como se logró realizar
un cine de alguna manera crítico, en este periodo conocido como la edad de oro
del cine cubano que acababa de nacer con el ICAIC. Después de la década de los
sesenta, en parte debido a una crisis política que trajo desprestigio al
régimen de Fidel Castro a raíz de fusilamientos a disidentes e intelectuales,
después de los sesenta el cine cubano se limitado y censurado de problematizar.
Entonces es un merito en todos los
sentidos, la manera revolucionaria de buscar problematizar la propia
revolución.
Juancho Cuéllar