domingo, 27 de noviembre de 2016

“Blackmail”: Entre el cine mudo y el cine sonoro

Blackmail o La muchacha de Londres en principio fue rodada como cine mudo, aunque, como ya se sabía que el cine sonoro estaba a la vuelta de la esquina, se utilizaron algunos recursos que permitieron incluirla sonido posteriormente y poder comercializarla de ambas formas. Actualmente se suele ver como cine sonoro.

Esta características hace que en al comienzo se haga extraña su visualización, durante las primeras escenas donde se nos muestra el trabajo policial, o quizá es que no estaban preparadas para el cine sonoro y las adaptaron como pudieron. Pero se soluciona a los diez minutos de la película, donde comienza la historia de una joven que decide librarse de su novio formal por una noche y probar otra compañía. En el apartamento de su nuevo acompañante, es atacada por éste y, en el forcejeo, le asesina. Un extraño que la vio subir al piso tratará de chantajear a la joven y a su novio que, casualmente, es el policía que lleva el caso del asesinato.

La película tiene momentos inquietantes, como el simbolismo del cuadro de un bufón, que parece reírse de la protagonista. Y otros momentos en los que el director trató de crear esa tensión y no lo consiguió con tanto éxito, como la parte donde el chantaje empieza a cobrar forma. Hay demasiadas escenas que no guardan relación con la trama, por ejemplo la misma escena donde Hitchcock hace el cameo, que parece más propia de un sketch de cine mudo.

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Pero al mismo tiempo nos permite disfrutar de algunos buenos planos, en los que destaca la habilidad para situar la cámara del director inglés. Vemos a los personajes subir las escaleras desde un punto que simula que no hay pared, es decir, aparece la escalera cortada transversalmente. Juega con un biombo de la misma manera, situando la cámara en el punto en el que podemos ver lo que ocurre a ambos lados.

El desenlace pasa por una maravillosa persecución por el Museo Británico de Londres. Hitchcock declararía más tarde, y demostraría en cada película, que es importante utilizar los recursos que el propio entorno te ofrece, y la verdad es que estos escenarios dejan escenas inolvidables.

En definitiva, la película es una curiosidad, por encontrarse en el momento en el que el cine se convirtió en sonoro y, aunque no está muy conseguida en muchos momentos de la trama, tiene algunos logros que anticipan lo que será el futuro cine de Alfred Hitchcock.


María

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