domingo, 22 de octubre de 2017

"The Wild Bunch": La ley siempre gana

Grupo salvaje: no se puede elegir mejor título para este western que comienza haciendo una minuciosa presentación de los integrantes del grupo de forajidos congelándolos a negro, mientras un grupo de niños torturan a un escorpión, la violencia se muestra como un juego del que hay que reirse los niños juegan entre la muerte mezclándose con todo tipo de violencia como parte de su aprendizaje, así es la vida en el lejano oeste, pecado y virtud, y así de cruda la muestra Peckinpah, con una acción trepidante que no da tregua al espectador a relajarse, de vez en cuando introduce remansos de paz en forma de infinitos paisajes con fotografía muy cuidada y localizaciones que situan la acción de una forma muy descriptiva, o en forma de diálogos llenos de reflexiones mas propias de una escuela sofista que de una banda de forajidos, cuya única aspiración en la vida es la de dar el gran golpe que les permita retirarse al otro lado de la frontera, al sur. Mientras en el sur se lucha día a día por sobrevivir al hambre y la miseria que les acosa, a las revoluciones de militares corruptos pagados con dinero extranjero, como Mapache, y a los gringos, como antes sobrevivieron los indios del sur a los sioux.

Al otro lado de la frontera los forajidos son considerados héroes, la frontera limpia el honor y los crímenes, Pike, Dutch, Ángel y el resto de la banda son los héroes de los campesinos y a ellos confían su suerte.


No aparece ningún papel femenino destacable, la mujer sólo puede ser puta o madre y en ocasiones las dos cosas, pero siempre en un segndo lugar, marcando el trágico destino de los personajes sin apenas pretenderlo; en muchos planos fijos es la atracción de la cámara que busca enfatizar la pobreza mas desgarradora y en ocasiones busca la ternura, con escenas en que los niños quitan el protagonismo a los mayores; aparecen además una multitud de personajes anónimos que ayudan a componer una socidad que vive en la miseria, comparándola con la opulencia y la modernidad en la que viven los militares que los esclavizan y protituyen.

El director hace un retrato completo de la sociedad mejicana con sus luces y sus sombras ayudado por una banda sonora elegida con mucho acierto para la ocasión, que enfatiza la tristeza o la alegría según lo requiere el desarrollo del guión. Se puede destacar la habanera la golondrina despidiendo a los héroes.

La exaltación de la amistad y la lealtad, temas recurrentes de Pekinpah, en esta ocasión también son elegidas como gran final que arrasan con todos los personajes. Why not? (¿por qué no?) La frase repetida una y otra vez, empuja a la banda a salir a la arena como los gladiadores después de haber disfrutado de los placeres carnales, y en la arena sólo puede quedar uno.

Los cadáveres serán despedazados por los buitres y los cazarecompensas que trabajan en equipo. Y como colofón y redondeando una película tan aplaudida por sus acierto, premio para  el forajido arrepentido y colaborador, aunque sea a la fuerza: su libertad. La ley siempre gana.

María José Rojo

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